El 23 de Febrero China cumple 23 años, y para celebrar este evento he decidido analizar su último trabajo de dirección: el décimo capítulo de la tercer temporada de Yama no Susume que, según la opinión general, es su obra más representativa. Si no la conocéis, os recomiendo recuperar su entrevista (en italiano) aquí.
He decidido criticar sobre todo la dirección del capítulo, tomando como referencia también lo que el mismo artista ha descrito y explicado en las publicaciones de su página pixiv fanbox (un servicio de crowfunding igual a Patreon), y que lastimosamente ignora el maravilloso trabajo de supervisión de las animaciones realizado por Noriyuki Imaoka. Sin embargo, es innegable como muchas de las escenas del capítulo adquieran espesor precisamente a través la gran habilidad del sakkan de resaltar las habilidades de cada animador y de dar a los personajes mayor tridimensionalidad. Así como escribí en el artículo sobre la fotografía de Liz, con buena probabilidad dedicaré a las animaciones de este maravilloso capítulo otro artículo en el futuro.
El capítulo empieza con una cámara casi en el piso que muestra algunas comparsas jugando futbol y que dejan de inmediato el campo visual para introducir las protagonistas en el fondo. Es imposible ignorar la fuerte semejanza con una particular escena del capítulo once de Eromanga Sensei, en el cual un grupo de chicos juegan con la pelota en el parque rodeados rígidamente por una red de protección, siempre realizada por China pero en aquel caso solamente bajo el rol de key animator y también encargándose de los layout..

Y ya desde la primer temporada los espacios animados, tanto en las áreas urbanas como las de cada montaña escalada por las protagonistas, se han acercado lo más posible a los espacios reales a través de un amplio trabajo de documentación y calco, útil sobre todo para agilizar los que llamaríamos “peregrinajes” hechos por los fan en los lugares más icónicos del anime. China, como veremos dentro de poco, decide de aprovechar este ya presente “realismo escénico” para comentar los dilemas emotivos de las protagonistas a través de una Hannou que aparece en la toma como nunca la habíamos vista antes.
Pero devolviendonos a lo que pasa en la pantalla, después nos encontramos al frente del primer momento de animación pura, en el cual Mio, Yuri y Kasumi cuentan lo que les gustarìa hacer durante la excursión a Ikebukuro interrumpidas por una pequeña Hinata que aparece en un globo con forma de montaña. Esta representación, que reduce el utilizo de dípticos campo contra campo, es una metáfora sencilla pero eficaz de la situación actual del personaje: la chica del cabello negro se adapta al contexto social con éxito más por su gran entusiasmo que a través de verdaderas capacidades comunicativas. Hasta este momento ha resaltado por su sentido práctico, pero esto ocurre porque ella está constantemente acompañada por su tímida e introvertida Aoi, que es incapaz de reaccionar a un gran número de situaciones sin perder el autocontrol. También es interesante su creatividad, y veremos después cómo se diferencia a nivel estilístico con las de Hinata.
Toda la secuencia, incluyendo también las partes cómicas y las ficciones de los personajes, ha sido realizada siguiendo el estilo estético kagenashi (sin sombras), que soporta la descripción de los personajes con su delicadeza, a través de una remoción meticulosa de las formas más grotescas y estilo cartoon. Se intenta representar la terquedad de Aoi y el aturdimiento de Hinata sin utilizar particulares deformaciones gráficas o metáforas, con la pura y aplastante fuerza de unos keyframes sólidos y, al mismo tiempo, esenciales para suministrar sobriedad y seriedad a la escena. La dirección trata desde el principio de comunicarnos que el turbulento cuento de amistad y discusiones de las protagonistas adquirirá un enfoque diferente, y se demostrará más interesado en valorar las emociones de las dos chicas que en agregar este capítulo a las demás historias alegres y con un final feliz que siempre han sido mostradas hasta ahora.
De otro lado, los sentimientos de Hinata no son seguramente nobles, pero merecen compasión: por la primer vez ella percibe una amiga que no mantiene a su alrededor y que puede tomar la decisión de dedicarse también a otras personas.
La escena de relleno con la luna que aparece en un atardecer en el cual el sol brilla en el cielo nos anticipa la ruptura que llegarà casi de inmediato: la imagen que sigue, de hecho, cita una de las tomas conclusivas del primer capítulo de la primera temporada, en el cual después de haber terminado en el colegio Hinata arrastra Aoi hacia su cuarto para mostrarle la colección de instrumentos de alpinismo de su papá. Ahora la situación es bien diferente, ya no hay un verdadero contacto físico entre las dos y tampoco hay una figura dominante, las chicas se estudian un poco hasta que Aoi decide devolverse corriendo para la casa.
La dirección amplifica la lejanía entre las dos enfatizando largas secuencias en donde las protagonistas, encuadradas solas, ocupan solamente la parte derecha de la pantalla. Es interesante notar, además, que la explosión emotiva, que paralizará nuevamente Hinata, es iluminada por una luz similar a la que ha sido utilizada en la explosión de Liz to Aoi Tori. El mismo China afirmó que, aunque haya visto la película solamente algún tiempo después del principio de la producción del capítulo, en cuanto grande fan de Naoko Yamada ha imitado su estilo estético sin ni siquiera darse cuenta. En particular ha evidenciado algunas importantes semejanzas con la película en la forma en que la composición de las escenas se ha prestado totalmente a contar las diferentes perspectivas de Hinata y Aoi.
En el momento en que Hinata despierta, podemos notar como un fuerte interés por los internos acompaña su espíritu de observación: la ventana, ubicada muy cerca de su rostro, obtiene un rol central en la escena a través de un complejo manejo de líneas realizado por medio de un sabio posicionamiento de la cámara virtual y de la perspectiva. La chica no se despierta por el sonido de su alarma o por la voz de sus padres, sino sencillamente por el surgir del sol, que es el protagonista de la escena. Es un sol muy diferente respecto al que ha caracterizado el anime hasta ahora: es demasiado mundano, un sol que entontece, un sol brillante que se introduce en las casas de aquellos que pasaràn el fin de semana muy aburridos.
Observamos por primer vez en el anime una Hinata somnolienta y con el pelo suelto, un detalle que enriquece bastante una escena no tan importante de por sí. El humo del café con leche se casa perfectamente con la sutil luz que invade el cuarto. Desde este momento en adelante entra en juego un framing que, como una jaula, encierra y aísla los personajes en una pequeña porción de la pantalla a través del utilizo de unos objetos e infraestructuras. También encontramos una gran atención en el emparejar las expresiones de la chica con el pelo negro con el doblaje de Kana Asumi: mientras habla más lentamente y quedamente, su boca ni siquiera es visible, aparece por primera vez solamente después de una interjección, para luego sacar la lengua mientras reflecciona y volver a esconderse detrás de su taza. Su ficción, representada dentro de un globo, es más tridimensional si la comparamos con la de Aoi. La idea de representar la ficción de las dos amigas con algunas diferencias estilísticas pertenece al director Yuusuke Yamamoto que, como el mismo China cuenta, ha corregido personalmente aquella parte del guión gráfico.
Pero precisamente antes de que Hinata despierte ha sido insertada otra escena de relleno que, así como en la escena antecedente, anticiparà otro aspecto del capítulo: el momento en el que la luz se coloca reveladora sobre un típico souvenir de Ikebukuro, una representación de la estatua de un búho denominada Ikefukurou-zou, que la chica del pelo negro quería regalar a su amiga. Así como la estatua de Hachiko y la estatua Moyai en Shibuya, la escultura del ave es un punto de encuentro bastante conocido de su zona.

Hinata golpea con fuerza los pies en el piso por la impaciencia de que su amiga Kokona le responda, una representación emotiva típica de Naoko Yamada que China reinterpreta de manera más directa. No debemos olvidar, de hecho, que en su iconografía son las manos, más que los pies, a suministrar la mayoría de las informaciones sobre las emociones que los personajes quieren mostrar o que sienten de verdad. Serà de pronto una coincidencia que las manos de Hinata, en la mayoría de las secuencias ubicadas afuera, hayan sido ubicadas detrás de su espalda, invisibles a los ojos del espectador?
Como ya anticipé, podemos observar una vez más una escena en donde las estructuras encierran Hinata en donde la chica se encuentra en uno de los terceros externos de la pantalla, “casi como para implicar que alguien deberìa estar a su lado” mencionando atrevidamente kViN. Además en mi opinión su salopette me recuerda una armadura con la cual protege su corazón y al mismo tiempo seguramente es un indumento perfecto para las niñas que tienen intención de ensuciarse fuera de casa, evidenciando los aspectos más infantiles de su personalidad.
El cut de Ken Yamamoto, con la hoja de arce que cae dulcemente sobre el nivel del agua, fue pensada como un trabajo de pintura digital en movimiento sin desde la fase de storyboard. Es importante testimoniar con firmeza la belleza de aquellos colores y de la elegante danza con el viento para trasladar la atención de la protagonista de manera creíble empezando desde las maravillas de la naturaleza en otoño y terminando con el grupo de jóvenes que se divierten todos juntos al otro lado del río.
Hasta ahora se han sucedido escenas demasiado melancólicas y es tiempo de un temporaneo cambio de ambiente para no aburrir el espectador casual con formas de narración diáfanas y muy indirectas. La llegada de Kaede y Yuka evoca de nuevo la idea de mundo animado como un escenario fuera de cualquier espacio real a través de una escena particular dibujada por Niinu Mackenzie, sapientemente introducido por una especie de imagen ultra gran angular en la cual China experimenta la unión de elementos fotográficos realisticos añadiendo elementos bidimensionales al estilo cartoon. Esta unión bien específica de elementos tan diferentes, en especial con el fin de calibrar de la mejor manera posible el ambiente, es algo que ya hemos visto en el segundo capítulo de la tercer temporada con las metáforas animadas del dueño de la tienda y con el voluntario encuentro del destino entre Aoi y sus zapatos. Y si después vamos a averiguar mejor entre las escenas de China “animador” es posible notar a menudo el utilizo de smears y deformaciones insertadas solamente con el objetivo de crear efectos divertidos.
Llega entonces la duda si es correcto o no definir China como un “realista” de la animación. Probablemente es muy temprano para dar una respuesta confiable, pero estoy bastante convencido que China es un director interesado en la creación de unas escenas sólidas, que sean en primer lugar en búsqueda de una “credibilidad” que tal vez se cruza en su camino con el realismo “puro” de Hiroyuki Okiura o el realismo de la literatura realista más clásica. A aquella modalidad de cuento le hace mucha falta la empatía visceral por los personajes que Naoko Yamada nos ha acostumbrado a apreciar en sus cuentos, así como no encontramos aquella esquemática expresividad típica de ilustradores como Mebachi que nuestro animador ama tanto.
La representación de Ikebukuro se enfoca mucho más sobre su fauna local que en los que son los espacios más populares de la zona, y por una buena razón: estamos hablando de un barrio de recreación para chicas, en donde pasar intensas tardes con las amigas a probar nuevos y hermosos vestidos. El espíritu del barrio se manifiesta mejor a través de un muy bien curado grupo de comparsas sobre más layers que a través de unos fondos recalcados. Su gran variedad en la representación de los vestidos y sus posas emanan joya y juventud en cada línea, las que más cerca están a la cámara podrían ser hasta los personajes secundarios de otro anime por lo características que son.
La luz que ilumina los espacios de la cámara de Kaede es definitivamente más cálida y acogedora respecto a la de la mañana, por cuanto de todos modos en el cuarto existan importantes zonas de sombra que a menudo caracterizan las tomas en las cuales aparece Hinata. Las manos de la senpai se mezclan dulcemente como para transmitir una sensación de seguridad y paz, mientra que la de su amiga se esconden entre las piernas por la vergüenza. Este retrato casi materno del personaje, involuntariamente, termina con hacer reflexionar la kohai acerca de un tema con el cual nunca se habría enfrentado sola: su futuro.
Y es exactamente en este momento que Hinata se da cuenta de cómo, para ella tambien, llegarà el dia en el cuál deberà elegir qué hacer después de su grado. Hasta aquel momento la chica ha pasado momentos casi idílicos con Aoi y las otras amigas, frecuentemente interpretando junto a Kaede la figura de referencia de la situación pero sin embargo también las cosas un día podrían cambiar. O mejor, son destinadas a cambiar. Un dia, que ella lo quiera o no, no quedarà nada más que un borroso recuerdo de la estática y tímida chica con el pelo negro que se hacía arrastrar fácilmente por cualquier parte. Aoi serà obligada a tomar sus decisiones, y su mejor amiga serà solamente una de las miles de variables a tener en cuenta. Y sin embargo hay algo de dulce en su comparación mental con la pareja Yuka-Kaede e Hinata-Aoi, casi como que por un breve momento la pícara señorita en salopette tenga el presentimiento que, después de todas las aventuras que pasaron juntas, el destino de las “combinaciones extrañas” sea el de compartir de todas maneras un fuerte vínculo que no desaparecerà con el tiempo.
El tren que sus compañeras tomaron de regreso de la excursión trata de parecer lo más real posible gracias a la utilización de una técnica llamada background animation multiple, que se intercambian dependiendo de la perspectiva, presente en el layer de animación que se encuentra fuera de la ventana. Y a parte de esos movimientos, de lejos podemos observar un campo total en movimiento sobre la ciudad de Tokyo que hace de primer plano al monte Fuji rodeado por una fuerte luz, la misma que después llegarà hasta Kasumi durante su charla con Aoi. Esta homogeneidad de fotografía amplifica el mensaje de la escena: Aoi ha superado el temor que tenía hacia sus coetáneas gracias a las experiencias en montaña. Ha sido el hecho de no rechazar los desafíos del alpinismo que la ha vuelto más autónoma, capaz de tirarse en la mezcla que son sus emociones y luego enfrentarlas en otro momento. De pronto no ha adquirido seguridad en sí misma, pero sin duda ha aprendido a abrirse a los “si”. Pero es en el momento en el que la meganekko decide de dar la mano a la protagonista que la iluminación llega a su máximo nivel, celebrando su amistad. Para dar más intimidad a la escena la cámara virtual se posiciona varias veces a la altitud de un hipotético viajero, que observa las chicas sin pero preocuparse mucho de ellas.
Hinata decide de visitar Aoi en la estación, pero tiene dudas sobre cómo hacerlo. Su inseguridad y sus miedos, además de manifestarse como siempre a través de su lenguaje corporal con sus manos detrás de la espalda, se vuelven tangibles también en fase de compositing a través de un fuerte desenfoque de los fondos. Al lado de la chica están caminando dos estudiantes de secundaria con una silueta muy parecida a la de las dos amigas. Ni siquiera tenemos el tiempo de darnos cuenta de su presencia que las dos desaparecen detrás del bolso de la protagonista sobre un nuevo layer, que acaba de salir del tren y que ni siquiera se da cuenta de su amiga. Hinata observa el mismo souvenir que ella misma ha comprado, pero que nunca ha tenido el coraje de regalar a Aoi, y se deja derrotar por la desesperación. Las chicas después salen de la estación, dejando ver por detrás, en un layer externo, una Hinata sorprendida. Cerrar la escena utilizando la misma técnica con la que ha iniciado evoca un sentido de continuidad que aclara las distancias entre los personajes.
La luz del celular, blanca y penetrante, es un excelente contrapeso al confusionario sol de la mañana. Los dos efectos son similares, pero sin embargo la oscuridad de la noche parece pintar el alma de Hinata con el color de la desesperación. El buho-souvenir, iluminado por un rayo de luna, parece casi un antiguo artefacto maligno. Entramos en el bano a través de una toma en la que vemos la imagen de la protagonista reflejada en un espejo, un truco que China ama utilizar para introducir nuevos sitios sin desde los tiempos de Long Riders. Hinata intenta hacer un resumen de su dia, trata de medir los sentimientos que sobrecargan su alma como inmensas rocas. Encuentra una respuesta, pero no quiere compartirla con nadie, ni siquiera con los espectadores. Decide de sumergirse y soltar su lamento, resaltado solamente por unas burbujas que salen del agua.